Hoy celebramos 151 años del nacimiento de Maria Montessori, seguramente, la pedagoga más famosa. Creo que esto se debe a que, además de haber dejado un legado en forma de obras e ideas, ella nos dejó también un legado en forma de materiales: las tarjetas en 3 partes, la torre rosa y la torre de aprendizaje son sólo algunos ejemplos.
Efectivamente, existen materiales Montessori para acompañar a los infantes en todos los quehaceres de la vida, pero, para mí, lo más interesante es entender el génesis de su filosofía (lo cual creo que, a menudo, queda en un plano demasiado escondido).
La filosofía Montessori parte de la evidencia de que los humanos, a diferencia de los animales, tenemos la singularidad de nacer desprovistos de instintos para la supervivencia. Como contrapartida, estamos dotados de una serie de predisposiciones que hacen impregnarnos de nuestro entorno para poder convertirnos en seres autónomos y completos.
Es este proceso de impregnación o de aprendizaje el que hace que ningún humano sea igual. Es en las curvas por donde te conducen los retos, en chocar contra obstáculos, en caer una y otra vez, que adoptamos nuestra singularidad. Es en el amplio margen que hay entre el no saber y el saber que nos vamos haciendo como personas y nos encontramos con nosotros mismos.
Como nadie aprende igual y cada uno choca contra obstáculos diferentes y los afronta de una forma particular, todos diferimos los unos de los otros.
Ante esta percepción basada en lo que ella misma observó, Montessori llegó a la conclusión de que los niños y niñas “se construyen a sí mismos” y que ellos son sus propios maestros, que para aprender necesitan libertad (no licencia) y poder escoger entre una variedad de opciones.
Por ello,María Montessori diseñó materiales manipulativos y de experimentación que debían suponer retos a los niños y niñas según sus etapas de desarrollo, adaptándose a su naturaleza y manteniendo su libertad, siempre dentro de un “ambiente preparado”.
“El infante que se concentra es inmensamente feliz” dijo Montessori, y yo añadiría que para una madre o un padre ver a sus hijos concentrados es una experiencia que te devuelve a la vida diez veces porque es notar que están conectando con el mundo y se van construyendo.
Han pasado más de 150 años desde el nacimiento de María Montessori, pero los fundamentos de su método están más vivos que nunca, sobretodo en nuestro entorno. No olvidemos que Montessori se estableció en Barcelona durante la Segunda República huyendo del fascismo italiano. Sus conclusiones elevan la crianza a una tarea emocionante y trascendental.
Fuentes:
- El legado pedagógico del siglo XX para la escuela del siglo XXI
- Montessori from the start. The child at home, from birth to age three